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alejandro cavalli

Alejandro Cavalli è nato l'11 di novembre del 1975 in Santa Rosa, La Pampa, Argentina.
È produttore, artista plastico e giornalista e attualmente lavora per l'agenzia
internazionale delle notizie letterarie Librusa (http://www.librusa.com)

Alejandro Cavalli nació el 11 de noviembre de 1975 en Santa Rosa, La Pampa, Argentina.
Es escritor, artista plástico y periodista y actualmente trabaja para la Agencia Internacional de Noticias Literarias Librusa (www.librusa.com)

Poesie tratte dal libro: "Potresti dirle alcune parole, niente più, per chiedergli come sta la ragazza" (2002)

Sarebbe necessario determinare chi è chi
E quando quando.
Se io sono la sua farfalla, e lei,
Il mio fiore.
Perché, altrimenti, chi può farsi carico di questo dolce  marone?
E chi di noia, e della sua relativa esistenza che ci imprigiona.
Si ripete,
Vuoteranno intatte
Piccolezze
Le palpebre che scivolano
Gli ascoltatori più famosi
La celluloide momentanea
Le intimità sistematiche.
Poiché tutta la vita gli guarda il rullo.
Tutta l’eternità rosa prosciutto cotto.
............................................................
abbiamo vissuto sotto la sorgente
di un monte asciutto dove mai piove,
piove
potremmo incendiare il fuoco del nulla,
cucinare agnelli col calore umano.
............................................................
Pasqua della dispersione del fumo nella rugiada.
Con umidità sufficiente per funghi.
La finestra si apre e comincia a soffiare.
Soltanto due volte all'anno.
Le celebrazioni rapide fra  gli intoppi che vivono dentro.
Generose per il  voyeur, per il diseredato che corre e cade in una casa che  brucia,
edere calde, nelle fondamenta distratte.
............................................................
Allontanato dall'ala lontana,
Insegue piante mentolate dall'immaginazione e dal profumo
Della nostra tana.
Non  nevica più ma ci sono tigri che non possono spiegarsi.
Si siedono tra il rum e la soda
Quando il lampo
Nel suo capriccio
Ogni mattina.

Poemas del libro: "Podrias decirle unas palabras nada más, preguntarle cómo está la niña" (2002)

habría que determinar quién es quién
y cuando cuando.
Si yo soy su mariposa, y ella,
mi flor.
porque, sino, ¿a quién le corresponde hacerse cargo de este quinoto mimoso?
y a quién del tedio, y de su relación con lo que nos rodea.
Se repite,
vaciarán intactos
pequeñuelos
la resbalocidad del párpado
los oyuelos más célebres
el celuloide fugaz
las entrañas sistemáticas.
Porque toda la vida mirándole el rulo.
Toda la eternidad rosa jamón cocido.
............................................................
vivíamos debajo del brote
del monte seco que nunca llueve,
llueve
pudimos encender fuego de la nada,
cocinar corderos con calor humano.
............................................................
semana santa de la dispersión del humo en la escarcha.
Con humedad suficiente para el hongo.
Sube la ventana y empieza a soplar.
Son sólo dos veces al año.
Las fiestas veloces entre las rastas que viven por dentro.
Generosas al vidente mirón, al despojado que corre y se ha caído una casa caliente,
de hiedras calientes, en los cimientos de las distraídas.
............................................................
alejado del ala de lejos,
persigue a las plantas mentoladas por la imaginación y olor de madriguera nuestra.
Que ya no nieva pero hay tigres que no pueden explicarse.
Se sientan entre ron y soda.
Cuando el relámpago.
En su capricho.
Cada mañana.

Funes, el recurrido

Eduardo Berti nació en Buenos Aires en 1964. Es escritor, periodista y traductor. Ha publicado las  novelas "Agua" y "La mujer de Wakefield" y los libros de cuentos "Los pájaros" y "La vida imposible" (premio Fernando Aguirre-Libralire).
Sus obras fueron traducidas al francés, inglés, japonés y portugués.
Berti, quien actualmente reside en París, ha sido colaborador de diversos medios escritos, ya sea argentinos (El Porteño, Página/12, Clarín o La Nación) como del resto de mundo (El País, Magazine Littéraire, Lettre International), y asimismo se ha desempeñado como guionista y realizador de documentales.
"Todos los Funes", su última novela y motivo de la entrevista, ha sido seleccionado Finalista del último Premio Herralde de Novela.
-¿Qué significó para vos que tu libro haya salido finalista del Premio Herralde de Novela XXII 2004? ¿Y qué compartir esta distinción con el primer premio a "El testigo", de Juan Villoro? ¿Lo conocés a él? ¿qué opinas de él y de su obra?
-Un honor absoluto por lo que significan tanto la editorial Anagrama como el premio. En cuanto a Juan Villoro, ya conocía y me habían encantado  los cuentos de "La casa pierde" y los ensayos de "Efectos personales", por ejemplo, pero lo conocí personalmente el día del premio y hubo, creo, una inmediata corriente de mutua simpatía. Como dije durante la conferencia de prensa que organizó Jorge Herralde en Barcelona, yo empecé a mis 20 años escribiendo crónicas y artículos como periodista de rock y lo que hoy parece más habitual (pasar del rock a la literatura) entonces era visto por cierta "intelligentzia" con algo de desconfianza. De modo que cuando, hace una década más o menos, me topé con un muy buen escritor mexicano que había dado ya ese paso, aquello significó una suerte de estímulo para mí.
-¿Quién es el Roberto Funes, al que le dedicás el libro?
-Un querido amigo que nada tiene que ver con el mundo de la literatura. También es el seudónimo que usé (con su venia) para presentarme en el Herralde.
-¿Por qué te interesaste en todos los Funes de la literatura? ¿Cuál fue el disparador?
-El disparador fue lo de los Funes en la obra de Cortázar: el hecho de que Cortázar hubiese bautizado a personajes de libros diferentes con el mismo apellido (Funes) y que en un texto (porque alguien le hizo notar ese hecho) dijese que la recurrencia se debía a un simple olvido. Eso del olvido me condujo al otro Funes, el más célébre, el de Borges, personaje paradójicamente ligado a la memoria. Y a partir de allí una red de relaciones se fue estableciendo. Yo creo que una novela, además de su historia y de su escritura, es por definición un tejido de relaciones. Italo Calvino  decía que las novelas también "riman" pero que, a diferencia de los poemas, lo hacen con ciertosobjetos y ciertos temas (e incluso ciertas palabras) hasta ir estableciendo series de leit-motifs. Para mi novela intenté, por lo tanto, trabajar esta idea de las relaciones, y no sólo entre los Funes. Hay otras menos evidentes, si se lee con atención.
-¿Qué opinás del comunicado de prensa: "Una aventura mitad fantástica mitad realista, repleta de elementos oníricos, episodios insólitos y significativos guiños que van de (Julio) Cortázar a (Alfred) Hitchcock y de (Jorge Luis)Borges a (Augusto) Roa Bastos". Así define la Agencia Literaria Schavelzon y Asociados la obra Todos los Funes del argentino Eduardo Berti, que resultó finalista del Premio Herralde de Novela 2004 en España.
-No está mal, me parece. Aunque siempre es difícil resumir una obra. En mi libro anterior ("La vida imposible") cito al respecto una frase de Paul Valéry: "Resumir una obra artística es apartarse de lo esencial". Sin embargo, eso de "mitad fantástica, mitad realista" no es falso: hay en la novela ciertos momentos oníricos que se alejan del realismo más puro. Y eso de los guiños también es cierto.
-¿Cómo es eso de que el personaje de Villoro es, al igual que el tuyo, un profesor de literatura? ¿De dónde creés salió esta casualidad o causalidad? ¿Han hablado respecto de esta coincidencia?
-No sé de dónde sale y tampoco hablamos mucho de esto. En lo que a mí respecta, un profesor o un experto en literatura me resultaba bastante útil como vértice organizador de todos los Funes.
-¿Por qué decidiste que tu personaje sea un jubilado?
Supongo que lo decidí, sobre todo, porque uno de los temas centrales de la novela es la memoria. Y porque había algo crespuscular en lo que deseaba narrar: el regreso a una ciudad (en este caso Lyon) que fue muy importante años atrás para quien regresa.
-¿Qué influencias hay de "Funes el memorioso", un cuento de Jorge Luis Borges, en tu novela? ¿Qué recuerdos tenés de ese cuento cuando lo leíste por primera vez? ¿Y de "Los Funes", en las cuentos de Horacio Quiroga y Augusto Roa Bastos?
-Aunque parezca una mala broma, no recuerdo la primera vez que leí el cuento de "Funes el memorioso". Recuerdo, eso sí, la primera vez que tuve en mis manos un libro de Borges. Se trató del "Libro de arena" y lo leí, curiosamente, recostado sobre un médano... En cuanto a la otra pregunta: más que hablar de influencias, prefiero pensar que todos los Funes que aparecen en mi novela (Quiroga Roa Bastos, Cortázar, Borges, etc) son piezas con las que juego, son elementos de los que dispongo con cierta libertad para armar una novela que no habla solamente de la literatura ya que cuenta también la historia de amor, de un secreto familiar y de la traición de un amigo.
-Creo que un tema bastante recurrente en todos mis libros es el de la identidad: en todos, o en casi todos, alguien toma una decisión que implica de algún modo forjarse una identidad. Por lo tanto tal vez no sea casual que Todos los Funes se ocupe, entre sus temas centrales, de reflexionar sobre las razones y las implicaciones de un nombre, de un apellido.
-¿Hasta qué punto Julio Cortázar bautizó Funes a tantos de sus personajes en tributo consciente al Funes de Borges o también al de Horacio Quiroga?
No lo sé. En mi novela los personajes inventan teorías e hipótesis que no siempre representan mi modo de pensar, que no siempre están apoyadas en una certeza personal. Es una ficción.
-¿Y vos?
Bueno, yo sí. La novela juega con estos Funes y narra una doble historia de amor: amor por una mujer y amor por la literatura. Por lo tanto el mío es un tributo consciente.
-En la página 147 de tu novela hablás de un tal sujeto llamado Soria, qué relación tiene con la novela Los Sorias, del escritor argentino Alberto Laiseca? ¿qué opinás de ella y de Laiseca?
-No, ¡nada que ver con Laiseca! Ese personaje es un descarado homenaje a un querido periodista y especialista en tango (que además es hoy el miembro más joven de la Academia del Tango) cuyo nombre es Gabriel Soria.
-El libro fue recientemente publicado en España, ¿cuando lo publican en Latinoamérica?
-Creo que se publica en Argentina el 10 de diciembre. No sé si en el resto del continente se va a distribuir la edición argentina o la española.
-¿Cómo fue la experiencia de ser periodista del rock?
Muy divertida y muy instructiva.
-¿Qué recuerdos te vienen a la memoria de tus libros Spinetta, Crónica e Iluminación (Editoria AC, 1988) y Rockología (Editora AC, 1990)?
-Recuerdos muy distintos. El primero parte de una larga conversación (un reportaje que duró meses) y gira en torno a un artista en particular: Luis Alberto Spinetta. El segundo es más ensayístico y gira en torno a un tema general: el rock argentino en los años ochenta.
-¿Por qué en la solapa interna de "Todos los Funes" no aparecen mencionados estos libros como parte de tu currículum? ¿renegás de esa etapa de tu vida?
-No reniego para nada. Como tampoco reniego de las traducciones literarias que hice, ni de los documentales para TV que realicé (de tango, de rock), ni de algunas letras de canciones que escribí, ni de la "radio pirata" que tuvimos con unos amigos en los años ochenta. Pero yo no entiendo las solapas como un currículum completo.  Me parece que alcanza y sobra con poner ciertos datos fundamentales y que se debe remitir al lector más que nada a los otros libros de ficción.
-¿Por qué decidiste irte a vivir a París?
-Uy, es muy largo porque hubo muchas razones: la fascinación literaria que despierta la ciudad; el hecho de que mi padre (que era rumano) vivió largo tiempo en París antes de establecerse en Buenos Aires y por lo tanto París fue un mito familiar; el hecho de que tengo parientes en París; el hecho de que mi mujer es profesora de francés y quería pasar un tiempo en París estudiando y perfeccionándose; el hecho de que me propusieron una especie de corresponsalía de prensa desde París y acepté y la llevé a cabo durante unos años; el hecho de que deseaba vivir un tiempo fuera de Argentina porque estaba algo harto del menemismo y también porque quería vivir una experiencia "educativa" en el seno de otro país... Y más cosas aún.
-¿En una entrevista decías: "Siempre he buscado en mis libros una cierta distancia frente al costumbrismo" ¿Por qué?
-Porque el costumbrismo liso y llano, el puro naturalismo no me interesa mucho. Me gustan los escritores que echan una mirada personal sobre lo que narran. Antes que lo acostumbrado, lo común o lo general, prefiero lo particular: el tipo de mirada de la se habla, precisamente, en mi novela cuando un personaje evoca la lección de Flaubert a Maupassant. Cito textualmente: "Flaubert lo tomó como discípulo y le impartió una serie de nociones, entre ellas que hasta el objeto más insignificante encierra algo singular o ignoto, y que no hay en el mundo dos granos de arena, dos moscas ni dos narices que sean completamente iguales, así que dicho todo esto el primer ejercicio al que lo sometió fue describir, con la mayor economía de palabras, en qué se diferencia un caballo de los otros cien que lo siguen o preceden".
-¿Qué proyecto literario te mantiene ocupado en la actualidad? ¿Estás escribiendo algún nuevo libro? ¿Cuál y de qué va?
-Estoy con dos proyectos: dos novelas. Pero, por cábala, prefiero no hablar de ellas por el momento.
-¿Qué lugar ocupa el tango en tu vida?
-Toda la música es vital para mí. De no haber sido escritor, habría sido músico. Lo tengo clarísimo. En cuanto al tango, empecé a interesarme a fondo a partir de mis treinta años. Pero no soy ni un experto (como Soria) ni un tanguero de ley. Para nada.
-¿Cómo te ubicás dentro de los nuevos narradores argentinos?
-Le dejo este tipo de análisis a los críticos o a los colegas del profesor Funès.
-¿Cuál es tu postura política?, ¿cuáles son tus ideales? ¿Creés que un compromiso político es necesario para avalar una obra literaria?
-No hay ningún partido político argentino que me entusiasme ni me ilusione. No me siento representado por ninguno. Me siento más representado por los organismos de derechos humanos. Por otra parte, no creo que un compromiso político sea necesario para avalar ninguna obra, ni literaria ni nada. Lo que debe avalar una obra es su calidad, no el carnet de afiliación o la ideología política de su autor.
-¿Siendo una entrevista para México, qué relación tenés que ese país y su cultura?
-Viajar a México es una deuda pendiente. Espero hacerlo pronto.

Por Alejandro Cavalli, escritor y periodista argentino


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