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León FERRARI



A los 92 años, murió el artista plástico León Ferrari, un artista que defendió los derechos humanos y cuestionó el poder
León Ferrari, uno de los artistas plásticos más importantes y provocadores de los últimos años, cuya extensa obra se centró en la religión, las guerras y la intolerancia, murió hoy a los 92 años en la ciudad de Buenos Aires y sus restos serán velados esta tarde en una ceremonia íntima que se realizará en su casa.


Portador de una prolífica trayectoria signada por la defensa de los derechos humanos, Ferrari dedicó su vida a cuestionar el accionar de algunos sectores de la Iglesia durante la dictadura y exploró distintos soportes para ofrecer su singular mirada sobre la política, la guerra, el arte y el sexo.

A lo largo de su carrera cosechó el reconocimiento local e internacional, que alcanzó su punto máximo en 2007, cuando fue elegido mejor artista en la Bienal de Arte de Venecia donde se le otorgó el "León de Oro", el mayor galardón de una de las bienales más prestigiosas del mundo.

Su obra originó tantos elogios como críticas y fue expuesta en algunos de los sitios más destacados del mundo, como el MOMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, España y en la Pinacoteca do Estado de San Pablo, Brasil.

La certera producción de Ferrari gozó de visibilidad privilegiada a lo largo de este año en una muestra gigantesca integrada por más de 500 piezas que exhibió el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti y otra de tamaño reducido que se presentó en la última edición de ArteBA.

Producciones de distintos soportes, materiales y herramientas, así como obras emblemáticas y otras menos conocidas fueron exhibidas en marzo pasado bajo el título "Taller Ferrari" en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti con curaduría de Andrés Duprat.

Paralelamente a esta exhibición, una serie de once obras de Ferrari pertenecientes al acervo del Museo Nacional de Bellas Aires se expusieron en el stand de la Secretaría de Cultura de la Nación en el marco de la última edición de la feria de arte contemporáneo ArteBA, realizada en mayo pasado.

Creadas en distintas épocas y en técnicas y materiales diversos (vidrio, alambre, papel de diario, acero inoxidable), las piezas seleccionadas permitieron recorrer la trayectoria creativa del maestro nacido en 1920, y cuya extensa obra se centró en la religión, las guerras y la intolerancia.

A lo largo de su vida, Ferrari cosechó el reconocimiento local e internacional, que alcanzó su punto máximo en 2007, cuando fue elegido mejor artista en la Bienal de Arte de Venecia donde se le otorgó el León de Oro, el mayor galardón de una de las bienales más prestigiosas del mundo.

En 1996 ilustró el “Nunca más”, cuando fue reeditado por el diario Página/12 en forma de fascículos, con centenares de testimonios sobre los crímenes perpetrados por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar.

Ferrari nació un 3 de septiembre de 1920 y era hijo de Susana y Augusto, un artista italiano que había realizado unos frescos en un tempo de Turín y una vez radicado en Argentina, reformó la iglesia de San Miguel donde pintó 120 cuadros y también construyó iglesias en la provincia de Córdoba.

“Yo no sé si lo que hago tiene que ver con que mi padre haya construido iglesias”, dijo alguna vez el reconocido artista sobre su progenitor, quien también hizo el claustro de Nueva Pompeya.

A principios de los años 50 viajó a Italia, donde comenzó a hacer esculturas de cerámica y realizó su primera exhibición individual en Milán, y en 1955 regresó a Argentina, mientras que en los años 59 y 60 realizó tallas en madera y estructuras de alambres, primero entrelazados y luego soldados.

Una de sus obras más impactantes la realizó en 1965, para el Premio Di Tella: “La Civilización Occidental y Cristiana”, una escultura que muestra a Cristo Crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, que en su momento aludía a la guerra de Vietnam pero que recobra significado a lo largo del tiempo.

A partir de esa muestra, se limitó a hacer algunas obras políticas presentadas en exposiciones colectivas, como “Homenaje a Vietnam” (l966), “Tucumán arde” (1968” y “Malvenido Rockefeller” (1969”, entre otras.

En 1976 recopiló un grupo de noticias sobre la represión de la dictadura militar que publicó con el título de “Nosotros no sabíamos”, frase que una parte de la ciudadanía argentina utilizó frente a las pruebas de la tortura y de los centros de detención.

Ese año, con la instauración de la dictadura se radicó en San Pablo, y durante su estadía allí se enteró de la desaparición de su hijo Ariel, quien había decidido quedarse en Argentina en vez de abandonar el país con el resto del clan Ferrari.

En Brasil, retomó las esculturas metálicas y realizó experiencias con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, video-texto y libro de artista, entre otros.

A partir de 1985 inició una serie de obras con excrementos de aves y expuso en el MAM de San Pablo una jaula con dos palomas que defecaban sobre una reproducción del “Juicio final” de Miguel Ángel.

Ferrari volvió a vivir en Buenos Aires en 1991, donde continuó con sus críticas al poder de la Iglesia Católica a través de su arte, o haciendo pasteles y dibujos.

En 2004, se expuso en el Centro Cultural Recoleta una retrospectiva de su obra que abarcaba 50 años de producción, y que provocó la ira de grupos ultra religiosos, protestas en las puertas del centro, la rotura de obras, la clausura y reapertura de la muestra por decisión de la justicia y uno de los más intensos debates en la historia del arte argentino.

Allí, se podía observar las dos líneas centrales de su trabajo: aquella más abstracta y poética, representada por dibujos y esculturas en alambre, y la más política, iniciada con su emblemático avión y que culminaba en los collages sobre religión y política, y en sus polémicas series de Infiernos.

El año pasado, Ferrari presentó en el Malba una selección de 70 obras pertenecientes a las series “Brailles” y “Relecturas de la Biblia”, realizadas a lo largo de tres décadas y hasta entonces sólo parcialmente conocidas.


ganó el León de Oro
en la 52 Bienal de Venecia 2007

El argentino León Ferrari obtuvo el "León de Oro
a un artista presente en la Muestra Central Internacional",
máximo galardón para un artista participante del envío internacional.

El jurado de la Bienal justificó su decisión de la siguiente manera:
Hay un cuerpo de obras en el "Arsenale" que presenta algunos pocos ejemplos
de una carrera larga y sustancial. El artista en cuestión ha sostenido una
práctica crítica en el contexto de una situación política y social usualmente
antagónica. El artista recibe este premio no solamente por esta actitud ética
y por su compromiso político, sino también por una relevancia estética
contemporánea que resulta inesperada para una práctica que se extiende por
seis décadas.

Victoria Noorthoorn, curadora argentina que participó en la presentación
de León Ferrari en la Bienal, nos comenta desde Venecia minutos después de
la premiación: "El premio otorgado a Ferrari va a ser trascendente en la historia del arte contemporáneo argentino porque se trata no sólo de un premio
a su trayectoria, a sostener una práctica experimental a lo largo del tiempo
y a sostener situaciones adversas sino también porque es un premio
a la libertad de expresión en nuestro país."

Toda la información: La Biennale di Venecia 2007. 52 International Art
ExhibitionCurador General: Robert Storr

El Jurado

- Manuel J. Borja-Villel (Presidente), Director Museu d'Art Contemporani de Barcelona.
- Iwona Blazwick, Director Whitechapel Gallery, Londres.
- Ilaria Bonacossa, curador de la Fondazione Sandretto Re Rebaudengo, Torino.
- Abdellah Karroum, curador independiente, Paris y Rabat.
- José Roca, Director de Artes, Banco de la República, Bogotá, y Director Artístico Philagrafika
2010, Philadelphia.
(*) León Ferrari, nació en Buenos Aires, Argentina, en 1920.
Vive y trabaja en Buenos Aires, Argentina.


Crónica sobre León Ferrari
En la tarde de ayer (20 dec. 04) los artistas de las distintas disciplinas se autoconvocaron y se transformó en un multitudinario acto que llenó ayer por la tarde las terrazas del Centro Cultural Recoleta  de repudiar la actitud de la jueza (?) Liberatori, o de ahora en mas llamada Censuratori.
Fue un acto impresionante, se vieron actores, músicos, y muchos, muchos artistas plásticos, agrupaciones políticas y madres de plaza de mayo, se recibieron gran cantidad de adhesiones y se recogieron mas de 3000 firmas en contra de la resolución de la jueza Censuratori.
En un principio algunos artistas pintaron un panel de repudio a la censura de la muestra, donde se leía "Sí a la libertad de expresión, no a la censura".  También se vieron muchos carteles traídos por el público.
Tocó Rodolfo Mederos, y cantó Cecilia Rossetto, luego fueron subiendo distintos grupos a repudiar la muestra, personal del centro cultural, actores, artistas plásticos y se recibían gran cantidad de adhesiones.
Para el cierre llegó León Ferrari que fue recibido con una gran ovación, emocionado y tranquilo nos habló y dijo entre otras cosas; "No es a una persona, a una obra, a un centro lo que están defendiendo hoy acá, sino el derecho de cada uno de expresar lo que piensa, aunque piense diferente". También sonriente comentó que dada la convocatoria que se había logrado, "podría armar un partido político el Partido contra el Infierno" también dijo  "en un país en el que el 60 por ciento de la gente cree en el diablo, les pediría un identikit para hacer un collage, un collage con el Cardenal Bergoglio". Y como siempre mostró su preocupación por el infierno, dijo;  "Quisiera saber si es posible liberar a todas esas pobres almas que están siendo torturadas en este momento, en un lugar que me gustaría saber dónde queda", ironizó. "Siempre me asombró cómo una institución puede decir que defiende los derechos humanos en la tierra, y al mismo tiempo apoyar su violación en el más allá."
Casi al final agradeció a la toda la gente del centro cultural, a Liliana Piñeiro, a Andrea Giunta, curadora de la muestra, el personal de mantenimiento, montaje, a las autoridades, a su familia, y a todos lo que le hicieron posible la muestra.
Muy ovacionado en cada una de sus ocurrencias terminó la charla con un hermoso saludo, dijo; "los quiero mucho". Al grito de "León, León" la gente que lo abrazaba desde lejos, bajó del escenario entre abrazos y besos y firmando autógrafos. Tranquilamente la gente fue desalojando en Centro Cultural con la esperanza que Censuratori o quien corresponda tome las medidas necesarias para parar este atropello contra la libertad de todos.


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